El pasado 12 de agosto fue mi cumpleaños y, para mi propia sorpresa, ni me acordé hasta que vi en mi correo un par de mensajes de felicitación automatizados. Eso viene a demostrar que soy tan descuidado con esas fechas señaladas que puedo hasta olvidarme del aniversario de mi nacimiento con facilidad, lo que en cierta manera es un alivio: no me olvido de los cumpleaños de los demás porque no me importen ellos, sino porque esas fechas han dejado de importarme mucho en general.
Coincidiendo con su víspera, decidí hacer una visita a la gran pantalla para reencontrarme con uno de los grandes monstruos de mi juventud: Freddy Kruger, quien acaba de volver con un remake de su aparición original en celuloide. Sabía que la nueva película tenía altas probabilidades de decepcionarme, pero también sabía que TENÍA que verla aunque fuera para luego ponerla a bajar de un burro. Después de todo, fui capaz de ver Dragonball Evolution, y la reaparición de Freddy no podía ser peor ni aposta…
… ¿Verdad?
Nota: como no dejan meter cámaras en el cine, y la web de la peli no deja bajar fotos de su galería, las que ilustran esta critiquilla provienen de la página SOS Moviers. Visitadla, que p’a algo se gastan sus cuartos.
Dormir… Tal vez palmar
¿Rorschach? No, me temo que me confundes con otra persona.