miércoles, 29 de enero de 2014

Unepic: un digno competidor español a Cave Story

El frío mes de enero llega a su fin para dejar paso a un también frío, pero ya menos, mes de febrero, y todos esperamos la llegada de la primavera mientras nos diluvian noticias que mantienen nuestro estado de ánimo en un crudo invierno. ¿Cuántos de nosotros viviremos para ver una recuperación, y cuántos quedaremos en el camino? Olvidaos de eso por unos momentos, ya que estáis aquí: este blog es para saber con qué disfrutar, que bastantes angustias tenemos en nuestra vida cotidiana. Hoy permitidme que me salga la (casi inexistente) vena patriótica, porque os voy a recomendar un producto 100% español que nada (o casi nada) tiene que envidiar a juegazos de la talla de La-Mulana o Cave Story; al igual que este último, es fruto de los desvelos y el duro trabajo de una sola persona, Francisco Téllez de Meneses “Franfistro” (aunque apoyado por importantes colaboradores en el aspecto artístico y musical, como él mismo indica); al igual que el primero, es un homenaje a los títulos plataformeros de exploración de los años 80 (en concreto, al Maze of Galious de Konami), con una dificultad a juego (es decir, cruel hasta decir basta, pero justa). Y, al igual que ambos, es un vampiro de tiempo y esfuerzos espectacular, incluso cuando te pone por delante obstáculos tan insalvables que tienes que elegir entre dejarlo o reventar a golpes el mando/teclado/pantalla de ordenador.

Fui un momento al baño y acabé matando orcos

Si eso, ya os ponéis hasta el culo con las variedades locales de narcóticos. Integrarse en la sociedad local, y eso.

ADVERTENCIA: La Página Negra no recomienda mezclar drogas y rol, sobre todo si cruzas un portal a una dimensión medieval-fantástica en el proceso.

Dani es un chico normal para su edad: jugón empedernido de rol y videojuegos, más salido que un bonobo, y con un conocimiento casi enciclopédico de frikadas varias; de ahí que sea un miembro apreciado del grupo de amigos que cada fin de semana queda para echarse una partidita de Dungeons & Dragons. La de hoy no es una tarde-noche muy diferente a las demás, con sus risas, pullitas mutuas y constante rodar de dados; lo que Dani no sospecha es que su siguiente alto para ir al baño le va a acarrear consecuencias de lo más… ¿desastrosas? ¿Sorprendentes? Bueno, consecuencias al fin y al cabo.

Desde luego, no parece bueno para Dani encontrarse de repente en una especie de oscuro castillo medieval, ni empezar a deambular por él para toparse con una maligna sombra que intenta poseer su cuerpo. Menos todavía lo es que la sombra, por alguna extraña razón, quede atrapada en el cuerpo de Dani sin poder controlarle, y resuelva desde entonces dedicar su tiempo a vituperarle y a ofrecerle malos consejos, a ver si así se mata y la deja libre. Menos mal que Dani es un chaval animoso que no se deja arredrar por la situación (que al principio crea que todo es fruto de alguna droja que le han echado los colegas en la bebida también influye), y que hasta intenta hacerse amigo de la sombra, porque le va a hacer falta mucha presencia de ánimo para salir con bien de allí.

Sí, este es un juego en el que un gusano gigante asesino se considera "fácil". Vas a flipar con lo que viene después.

Enhorabuena: acabas de matar  a un Shai-Hulud. A partir de aquí, la cosa se pone difícil.

Resulta que el castillo, según explica la sombra (a la que Dani llama cariñosamente Zera, diminutivo de Zeratul) es una especie de reserva natural para los denominados “Espíritus Puros”, los cuales huyen de las guerras entre dioses que han estado a punto de destruirles. El lugar lo gestiona un poderoso brujo, el gran Harnakon, y lo guardan toda clase de criaturas dignas de las partidas de rol a las que Dani es tan aficionado: orcos, goblins, sátiros, esqueletos y, sobre todo, los denominados Guardianes, terribles monstruos de gran poder a los que Harnakon ha encomendado la custodia de las llaves que permiten acceder a las distintas alas del castillo. Y la única salida, al menos que se le ocurra a Dani, es derrotarles a todos, alcanzar a Harnakon y eliminarle: después de todo, si tiene esa clase de secuaces, y es un lugar tan difícil de acceder como sugiere Zera, da la impresión de que quienquiera que haya invocado al chico a esta realidad pretendía poner fin a Harnakon y su apresamiento encubierto de los espíritus.

Suponiendo que eso sea así, ¿qué puede hacer un adolescente friki pajillero? Más de lo que podríamos pensar, en realidad: entre que los hechizos de Harnakon propician un funcionamiento algo distinto de las leyes de la física en el castillo, y que en sus entrañas existe gente dispuesta a ofrecer armas, armaduras y demás pertrechos a un extraño a cambio de unas monedas (o, según el caso, de un favorcillo de nada), Dani tiene alguna posibilidad de sobrevivir lo suficiente como para volverse más fuerte, más hábil y más capaz de plantar cara a los horrores del castillo. De hecho, hasta puede aprender magia de los espíritus puros del castillo, siempre que logre convencerles de que sirve a Harnakon y reúna los recursos que estos le exigen para poder transmitirle sus saberes.

Reíros, pero algo así pasó en una de mis partidas.

¡Intensa acción de humano-sobre-goblin! ¡Sólo en canal Playgobbo!

Pero ojo: “más capaz” no significa “invencible”. Ni los monstruos más débiles venderán barata su piel, los encarguitos que Dani puede hacer a cambio de monedas, objetos o hechizos son de todo menos fáciles de llevar a cabo, y los Guardianes operan en otra liga. ¿Son suficientes la astucia y el descaro juvenil de Dani para superar todos los peligros? ¿Quién o qué le ha transportado a esta fortaleza, y por qué? ¿O tal vez es todo fruto de un tripi de los buenos? Todo esto, un montón de guiños frikis y la oportunidad de montárselo con muchachas goblin en edad de merecer en… ¡Unepic!

Y os creeréis que bromeo sobre lo de las muchachas goblin en edad de merecer, pero no.

It’s a long way to the top if you wanna rock & rol

En serio, serpientes en la mina. ¿Qué cojones, tío?

No recordaba que la minería en Asturias fuera tan peligrosa.

Cuando no era más que un crío estúpido con muchos pájaros en la cabeza y una obsesión insana por los videojuegos (o sea, un Pequeño Perdedor en formato compacto), me encantaba ojear las Micromanías en formato sábana, soñando con todos esos primitivos juegos que a mí me parecían tan molones. Uno de los que más me llamó la atención fue precisamente el Maze of Galious, con esa estética medieval-fantástica y esos espectaculares monstruos de final de nivel que asomaban en las fotos del juego que acompañaban a una guía (“patas arriba”, creo que los llamaban entonces). Nunca llegué a jugarlo; no sé, por tanto, hasta qué punto Unepic se ajusta a lo que hizo Konami y en qué aspectos se desvía de su modelo. Lo que sí sé es que jugar a Unepic es una gozada, tanto por lo que es el juego en sí como por lo que tiene, para mí, de segunda oportunidad para disfrutar de aquello con lo que soñaba en mi infancia.

Que conste, eso sí, que la gozada que ofrece este juego es de las que también se sufren. La curva de aprendizaje es de una brutalidad sádica con el jugador, en especial a la hora de enfrentarnos a los memorables Guardianes de las llaves: los primeros intentos de matar a uno de ellos, sobre todo en la parte final del juego, nos sacarán múltiples improperios y lágrimas de frustración (sobre todo si lo jugamos a una dificultad lo bastante alta como para que no haya guardado automático de la partida), hasta que nos demos cuenta de cómo explotar el patrón de ataque del jefe en nuestro favor. Mientras ese momento llega, algunas muertes pueden antojarse injustas, y sacar lo peor de nosotros mismos en forma de coloridas invectivas sobre Franfistro y su santa progenitora; en concreto, uno de los jefes, Neuron, emplea un truco particularmente ruin e ingenioso para putearnos, ante el cual uno no sabe si maldecir mil veces el nombre de Téllez de Meneses o arrodillarse en rendida reverencia de admiración hacia su inteligente y cruel astucia.

Parece hasta asequible, y luego le bajáis la mitad de la vida... y entonces sí que saca a pasear los poderes mentales.

Neuron: un nombre que no olvidaréis con facilidad. Aunque supliquéis por hacerlo.

Todo lo dicho también vale (aunque no de manera tan marcada) para las pantallas normales, verdaderos ejercicios de planificación y mala baba del creador, así como (y esta vez de manera MUCHO MÁS MARCADA) para la infartante secuencia final; en ella,  alternamos el control de Dani con el de un segundo personaje, defendiéndonos con este último de oleadas de enemigos cada vez más poderosas mientras intentamos alcanzar con el primero a cerrar el portal por el que dichos adversarios realizan su invasión antes de que sea demasiado tarde. Es tan indeciblemente frustrante como inseparable del concepto de un juego que se propone como hijo espiritual del Maze of Galious, y que lo hace comparable al tan traído y llevado (por no decir que genial) Dark Souls. O lo que es lo mismo, y perdón si me reitero: tened en cuenta que este juego es de los que apela a la vena masoquista del jugador, y la “estimula” con crueles castigos ante el mínimo fallo, así que pensad si eso es lo que os va antes de pillarlo.

Al igual que sus modelos, Unepic tiene una estructura básica lineal, pero con los suficientes recovecos, misiones opcionales y secretos como para estimular el instinto del jugador con ganas de explorar a fondo. La recompensa a tal afán descubridor no viene sólo en forma de objetos y dinero, sino también de experiencia con la que subir nivel y comprar habilidades que nos permitan resistir más daño, manejar armas más poderosas, vestir armaduras más resistentes, elaborar pociones o aprender hechizos. También podemos conseguir mascotas que nos proporcionan interesantes modalidades de fuego de apoyo, y que en no pocas ocasiones nos salvarán la vida o, al menos, nos la harán menos complicada.

¿Os he dicho que me ENCANTA esa peli? Porque ME ENCANTA.

Sí, es la daga de Adyanti. Y sí, tienes que hacer lo mismo que Eddie Murphy para cogerla.

En cuanto al guión, Franfistro se mofa en él a gusto de los clichés de la fantasía y de los videojuegos, y se da el gustazo de meter referencias más o menos paródicas a toda una serie de películas, novelas, juegos y series de TV. Tal multirreferencialidad es, al tiempo, su mayor debilidad (por lo cargante que puede ser a veces) y su mayor fuerza (por lo tronchante que es el resto del tiempo, y por el cariño que denota hacia el material parodiado), Mi momento favorito debe de ser la repetición, punto por punto, de una de las escenas climáticas de El chico de oro en una de las misiones secundarias, seguido de cerca por los inesperados cameos del doctor Zoidberg y el almirante Ackbar en momentos concretos de la trama. Referencias frikis aparte, Franfistro también se permite algún que otro giro de guión inesperado, como el que acompaña a la revelación del motivo de la presencia de Dani en el castillo de Harnakon, y un humorístico epílogo en el que descubrimos las terribles consecuencias de poner verde el juego.

Mención aparte merece el doblaje de la versión española, que sólo fue posible gracias a la colaboración desinteresada de varios fans que pusieron el dinero necesario, y que cuenta en el papel protagónico con el gran, el inigualable… ¡BAXAYAUN! Sí, señores: el diseñador de niveles de SpecOps: The Line, Enrique Colinet, pone sus talentos de actor de doblaje amateur al servicio de la historia que cuenta Franfistro, y nos ofrece a un Dani memorable, aunque un tanto histriónico a ratos. El resto de actores hace un trabajo a su altura, destacando el que pone la voz a su contrapartida/comparsa, Zera, que pone a todos sus diálogos la nota justa de exasperación y superioridad.

Por desgracia, también es una profesión de altísimo riesgo. Los Llongueras del ramo no suelen llegar a viejos.

Peluquero de medusas: una profesión varonil donde las haya.

El juego lleva disponible en PC desde 2011, pero sólo en fechas relativamente recientes entró en Steam: Valve lo rechazó en un principio, pero el voto de la comunidad de jugadores de la plataforma en Steam Greenlight ayudó a cambiar eso: si eso supone un sonoro zas-en-toda-la-boca a Valve, o bien una demostración de que Gabe Newell y sus muchachos saben cambiar de opinión y escuchar a su clientela, dejaré que cada uno lo juzgue. Sólo diré que aquellos que disfruten de un rollo tan “vieja escuela” también lo tienen disponible en Wii U, por si se empeñan en jugarlo con mando. Tan sólo recordad controlaros cuando muráis por enésima vez y el viejo instinto de jugador clásico os exija a gritos estrellar el pad de control contra la pared más cercana.

No nos engañemos: todos hemos destrozado algún mando cuando nos iba suficientemente mal en el juego.

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